Freud según Hilda, los "freuds" de Hilda, las distintas dimensiones que un analista va ocupando para una analizante, en el curso de un análisis, excelentemente descripto en esta obra.
Un Freud gris, temeroso e inseguro, alguien a ser protegido contrastando con el brillo de la escritora.
Un Freud idealizado, culto, renombrado, maestro en lo suyo que la ilumina y enamora.
Un Freud que permanece en las sombras que soporta y alrededor del cual se teje todo el relato, el escrito, que silenciosamente le permite ir saliendo de su inhibición ligada a la escritura -síntoma por el cual consulta.
El vestuario, la temporalidad cronológica algo confusa -para la razón, no para el inconsciente-, los desplazamientos en escena y las variaciones en los ritmos y tonos vocales no sólo acompañan perfectamente la obra sino que hablan por sí mismos.
Salvo por problemas en el sonido, que dificultaba seguir el texto completo, una obra muy lograda y altamente recomendable
Critica: Miriam S.
Actuan;Alfredo Grande, Florencia Farias
Dirección: Sebastián Raffa