El monologo inicia con una chica en un aparente establo, comienza con ciertos gestos que muestran que es un caballo o que convivió con algunos por buen tiempo.
La protagonista basa la charla en todas las maldiciones o desdichas por las que paso su familia, lo que nunca se perdonaron y todos los eventos desafortunados. La primera parte cuenta la obsesión de su abuelo por los caballos, como los podía dominar y convivir, hasta el punto de abandonar su vida convencional para hacer una mítica danza con un caballo en un circo andante, contaba que la familia lo tildo de loco y borracho, y que nunca perdonaron las desaventuras que vivió la familia.
La segunda parte, la protagonista nos envuelve en su contexto más directo, el de su padre y su vicio por el juego y como este desgasto su vida y las relaciones familiares. Se puede ver que la chica transmite cierta locura y que son formas comunes en su círculo familiar.
El punto más impactante para mi, fue el momento en el que comenzó a cepillar un caballo, que obviamente no estaba, pero era tal la concentración que por un momento me desprendí y vi ese caballo, lo vi moviendo su cola y emocionado de esos cariños. La escenografía fue bastante armoniosa y te hacía sentir que podías estar en un viejo establo. El ambiente era algo frio, pero la iluminación te permitía pensar que era bastante cálido.